Princesses of the Night — Diary of a Crossdresser — Just Outside
It seems that the insistence of things to change only prolongs that they look exactly the same every time. And within this transformative desire is the incidence of man to alter his environment and himself, adapting his body space to the fantasies that sublimate, torment or intrigue a climax point where cosmetic details play an important role in defining your own identity. What was once provocative, is now part of everyday life and what is considered profanely subversive at present only shelters the ardor programmed in multimedia messages.
The line that separates the scouting of the mockery is very thin, especially in American cinema. However, some productions can take advantage of the phenomenon by applying the relatively festive nature of transvestism to develop stories where grace lies in the absurdity caused by makeup and lipstick on testosterone soaked males.
Practices, uses, policies of reorganization and resistance of lesbian, gay, bisexual and transgender (LGBT) communities that can be analyzed under the “what’s queer” nomenclature have been studied in the last two decades. However, they have not been addressed as community formation exercises beyond sexual identities, sexual orientations and non-normative gender identities, or in usual group exclusion and inclusion negotiations in the self-styled LGBT2 communities. Nor, the set of public policies that without being queer, address political challenges such as heteronormativity. Less so are the ways in which the category of the gay — discussed as a set of normative identity practices within the “community,” or what Duggan (2004) has called homonormativity — are contrasted with processes of social justice, commitment with a structural change against forms of oppression (not just homophobia) that connect more often with a progressive or radical agenda, queer.
“What’s queer” is not reduced to “queer theory” — that which proposes challenges to normative currents that presuppose simplistic and binary relations between the sexes, genders and sexualities. The origins and epistemic currents of queer theory emerge in the humanities, but they are intertwined with the social sciences since its inception (Seidman, 1996). Queer theories and policies generate epistemological and theoretical communities interested in the transgressive, non-normative or eccentric, and break with patterns of homogenization and configuration of inclusion / exclusion.
Using a series of experiences that combine activisms, academic productions and policy interventions, we explore the knowledge that emerges from the connections between queer theories and policies and Latin American singularities. We present, with case examples, some queer strategies through artistic and literary work that formulate artistic activisms (artivisms) with queer capabilities. The article illustrates a relationship between the social sciences and the humanities that serves as a framework for a new interpretation of the arts and activism as elements of social change. There are many ways to make art that are queer practices in Latin America5; These expressions explore counter-current positions of diversity or inclusion policies promoted by neoliberal states and the current trends of capitalism that make difference an object of the market. We take the tensions between the empirical doing of what is constructed as social science and contemporary theorizing seen from the human sciences, and the humanities, understanding both as central contributions to the study of queer. The case studies reinforce the relationship between these disciplines and ways of conversation, including tensions between the social sciences and the Latin American humanities, given the hard work from gender and feminist studies in many countries of the region.
En Español
Princesas de la Noche – Diario de una Crossdresser – Just Outside
Pareciera que la insistencia de las cosas al cambio solo prolongan que luzcan cada vez exactamente iguales. Y dentro de este afán transformista se encuentra la incidencia del hombre a alterar su entorno y a sí mismo, adecuando su espacio corporal a las fantasías que lo subliman, martirizan o intrigan a un punto climax donde los detalles cosméticos juegan un rol importante en la definición de su propia identidad o en la busqueda de la misma. Lo que antes era provocador, ahora forma parte del cotidiano y aquello considerado profanamente subversivo en la actualidad solo abriga los ardores programados en mensajes multimedia.
La linea que separa la exploración de la mofa es muy delgada, sobre todo en el cine norteamericano. Sin embargo, algunas producciones pueden echar mano del fenómeno aplicando la naturaleza relativamente festiva del travestismo para desarrollar relatos donde la gracia reside en el absurdo provocado por la testosterona maquillada y con labial.
Prácticas, usos, políticas de reorganización y resistencia de comunidades lesbianas, gais, bisexuales y transgénericas (LGBT) susceptibles de ser analizadas bajo la nomenclatura de “lo queer” han sido objeto de estudio en las últimas dos décadas. Sin embargo, no han sido abordadas como ejercicios de formación de comunidades más allá de identidades sexuales, orientaciones sexuales e identidades de género no normativas, ni en negociaciones de exclusión e inclusión grupales usuales en las autodenominadas comunidades LGBT2. Tampoco, el conjunto de políticas públicas que sin ser queer, abordan retos políticos como la heteronormatividad. Menos aún se discuten las formas como la categoría de lo gay —asumida como un conjunto de prácticas de identidad normativas dentro de la “comunidad”, o lo que Duggan (2004) ha llamado homonormatividad— se contrasta con procesos de justicia social, de compromiso con un cambio estructural contra formas de opresión (no sólo la homofobia) que conectan más a menudo con una agenda, progresista o radical, queer.
“Lo queer” no se reduce a la “teoría queer” —aquella que propone retos a corrientes normativas que presuponen relaciones simplistas y binarias entre los sexos, géneros y sexualidades—. Los orígenes y corrientes epistémicas de la teoría queer emergen en las humanidades, pero se entrelazan con las ciencias sociales desde sus inicios (Seidman, 1996). Las teorías y políticas queer4 generan comunidades epistemológicas y teóricas interesadas en lo transgresor, lo no normativo o lo excéntrico, y rompen con patrones de homogenización y configuración de inclusión/exclusión.
Recurriendo a una serie de experiencias en las que se combinan activismos, producciones académicas e intervenciones en políticas, exploramos el conocimiento que emerge de las conexiones entre teorías y políticas queer y las singularidades latinoamericanas. Presentamos, con ejemplos de caso, algunas estrategias queer a través del trabajo artístico y literario que formulan activismos artísticos (artivismos) con capacidades queer. El artículo ilustra una relación entre las ciencias sociales y las humanidades que sirve de marco para una nueva interpretación de las artes y el activismo como elementos de cambio social. Existen muchas formas de hacer arte que son prácticas queer en América Latina5; dichas expresiones exploran posicionamientos a contracorriente de las políticas de la diversidad o de la inclusión promovidas por los Estados neoliberales y las actuales tendencias del capitalismo que hacen de la diferencia un objeto del mercado. Tomamos las tensiones entre el hacer empírico de lo que se construye como ciencia social y el teorizar contemporáneo visto desde las ciencias humanas, y las humanidades, entendiendo ambos como aportes centrales al estudio de lo queer. Los estudios de caso refuerzan la relación entre estas disciplinas y formas de conversar, incluso las tensiones entre las ciencias sociales y las humanidades latinoamericanas, dado el arduo trabajo desde los estudios de género y feministas en muchos países de la región.
Category: Transgender Body & Soul